Redescubriendo Saberes- Tona

12.05.2025

El encuentro de Tona se pospuso durante los dos meses anteriores tanto por inconvenientes para poder convocar a los participantes debido a que están realizando una placa huella después del embalse, al inicio del camino para empezar con las veredas, por lo que no pueden pasa carros y solo se puede mediante la realización de transbordos.  Otro factor a tener en cuenta es que la población de Tona es un poco débil y llegan a los encuentros poca gente. Esto se puede dar tanto por la cercanía que tienen las personas a la ciudad, por lo que su vida se desarrolla bastante en la ciudad y hay una población notoriamente envejecida. En esta ocasión a Valentina que es la encargada de dirigir el proceso de este territorio apenas le confirmaron 8 personas la asistencia, dos personas le comentaron que no podían seguir asistiendo a los talleres por problemas personales y de trabajo. 

Por lo tanto, en el camino al lugar con Valentina y Karen la practicante de nutrición, nos quedamos pensando de que manera podemos lograr que lleguen más personas a los talleres y mas allá de solo garantizar asistencia a los talleres, también es hacer que las personas se comprometan con esta transición a la agroecología, que realicen las técnicas que se les enseñen en los talleres. Pensamos unirnos un poco más con las JAC del territorio o colocar un stand en la iglesia más cercana para incentivar a la gente a participar. 

Valentina consiguió una camioneta que nos llevo hasta el inicio de la placa huella, después ahí nos esperaba don Aris, el esposo de Carmelita una familia completamente comprometida con la agroecología y llevan varios años trabajando junto con Corambiente. 

Tona

Al llegar al encuentro, todos los participantes ya nos estaban esperando con entusiasmo. En un primer momento, Valentina propuso una actividad rompehielos para dar inicio al taller. La dinámica consistía en formar un círculo y colocar música. Mientras sonaba, una persona debía ubicarse en el centro del círculo y realizar un paso de baile que los demás debían imitar. Fue una actividad muy amena, en la que todos participaron con alegría. Este tipo de ejercicios permite generar un ambiente de confianza y muestra cómo los talleres se han convertido en una pausa necesaria en medio de la ajetreada vida cotidiana de las y los participantes, un espacio donde pueden reír, relajarse y socializar con otras personas de su comunidad.

Después de la actividad lúdica, Valentina introdujo el tema  de los sistemas agroforestales y silvopastoriles. Para iniciar, preguntó a los asistentes qué conocimientos tenían sobre estas prácticas y qué ideas les venían a la mente al escuchar esos términos. Luego, les entregó unas hojas que contenían aspectos esenciales sobre cada sistema, las cuales leímos en grupo y socializamos para generar un entendimiento compartido.

Valentina explicó que los sistemas agroforestales son formas de producción agrícola que integran árboles y cultivos en un mismo espacio, de manera planificada y armónica. Esta combinación no solo mejora la productividad del terreno, sino que también aporta beneficios ecológicos como la conservación del suelo, el aumento de la biodiversidad y la mejora del microclima. Por otro lado, los sistemas silvopastoriles combinan árboles con el pastoreo de animales, permitiendo que árboles, forrajes y ganado coexistan en una misma área. Esta práctica mejora el bienestar animal, protege el suelo de la erosión y  es autosostenible.

A continuación, Valentina dividió al grupo en dos subgrupos. A cada uno se le asignó la tarea de diseñar una cartelera: uno sobre el sistema silvopastoril y el otro sobre el sistema agroforestal. Esta parte del taller fue especialmente significativa. Las y los participantes colaboraron activamente, compartieron ideas y mostraron mucho entusiasmo por representar gráficamente lo aprendido. Fue conmovedor ver cómo se esforzaban por hacer una cartelera bonita y significativa, reflejando tanto sus conocimientos previos como los adquiridos en el taller.

En el grupo encargado de la cartelera silvopastoril estaba la nieta de don Antonio, el anfitrión del día. Ella, con apenas 12 años, participó activamente en nombre de su abuelo, quien se encontraba ocupado ayudando con la preparación del almuerzo. Con gran iniciativa, la niña sacó una caja de marcadores y se unió al grupo, colaborando con alegría en la elaboración de la cartelera. Cabe resaltar que ella ha asistido a varios talleres anteriormente, donde participa con entusiasmo y, además, le cuenta a su abuelo todo lo que aprende. Este gesto habla de la importancia de los procesos intergeneracionales y cómo el conocimiento puede ser compartido y multiplicado dentro de las familias campesinas. Es, sin duda, algo profundamente valioso y esperanzador.

Una vez finalizadas las carteleras, cada grupo presentó su trabajo frente a los demás. Las exposiciones estuvieron acompañadas de risas, comentarios y reflexiones. A pesar de ser un grupo relativamente pequeño, se evidenció una fuerte cohesión entre los asistentes, quienes participaron con compromiso y demostraron estar muy interesados en la transición hacia prácticas agroecológicas. 

Después de este valioso taller, continuó la actividad guiada por la practicante de nutrición, Karen. Ella propuso una dinámica muy creativa utilizando un "comecocos", en el cual cada cara contenía el nombre de una hierba aromática y sus beneficios. A cada participante se le entregó uno de estos comecocos, y comenzaron a interactuar con ellos, jugando y descubriendo las propiedades medicinales de cada planta.

A medida que se mencionaban nuevas hierbas aromáticas y medicinales, se fue abriendo un espacio espontáneo de conversación sobre la medicina ancestral heredada de abuelas, abuelos, madres y ancestros. Fue muy gratificante ver cómo, poco a poco, todas y todos empezaban a compartir sus saberes, historias y reflexiones. Una mujer nueva en la comunidad relató cómo sufría de dolores de cabeza muy intensos, y cómo su suegra le recomendó tomar infusiones de acetaminofén, una planta conocida en la medicina tradicional. Gracias a este remedio natural, ha logrado aliviar sus migrañas sin necesidad de recurrir a medicamentos convencionales.

Durante la conversación, también se abordó el rol de las parteras en las comunidades y cómo esta práctica ha ido desapareciendo con el tiempo. Algunas personas expresaron su preocupación por la pérdida de estos conocimientos, especialmente frente a las complicaciones que hoy en día se presentan en los embarazos debido al uso de medicamentos y procedimientos médicos invasivos.

Este fue un encuentro muy especial, donde cada persona aportó desde su experiencia y saber popular. Se destacó la importancia de valorar y rescatar la medicina ancestral, así como el compromiso colectivo de transmitir este conocimiento a las nuevas generaciones. 

Por último, llevé a cabo el taller denominado "Redescubriendo saberes ancestrales", que comenzó con una breve reflexión sobre qué son estos saberes, su importancia y la necesidad de conservarlos para asegurar la permanencia y defensa del territorio. Mientras hablábamos sobre el tema, don Antonio tomó la palabra y compartió una hermosa reflexión sobre el papel fundamental que han tenido los campesinos en el cuidado del agua, especialmente en Tona, un municipio rico en este recurso. Mencionó que han sido las comunidades campesinas quienes, por generaciones, han protegido el agua y las montañas, resistiendo ante los intereses de terceros que han intentado dañar estos ecosistemas. Gracias a esta labor silenciosa pero poderosa, ciudades como Bucaramanga pueden contar con agua potable. Sus palabras me marcaron profundamente y evidencian el gran compromiso que estas personas tienen con la defensa del territorio y el legado ancestral.

Después de este momento tan significativo, se dividió nuevamente al grupo en dos subgrupos. Cada uno tenía la tarea de plasmar en una cartelera recetas tradicionales y prácticas de medicina ancestral. Mientras caminaba entre los grupos, observé con alegría cómo compartían con entusiasmo distintas formas de preparar remedios caseros y platos tradicionales. Había un ambiente de intercambio genuino, donde todos aprendían de todos. Al final, socializamos los contenidos de las carteleras y cada persona fue complementando las explicaciones de sus compañeras y compañeros, contando cómo se preparaban esas recetas en sus propias casas.

Para cerrar el encuentro, decidimos entre todas y todos qué prepararíamos en la próxima jornada, en la que realizaremos una olla comunitaria. Se propuso hacer una sopa de chorotas, y al compartirlo, solo una persona mencionó haberla probado antes. Esto despertó aún más interés en rescatar esa receta. Finalmente, asumí el compromiso de sistematizar todas las recetas tradicionales y de medicina ancestral recopiladas, y entregarlas en los siguientes encuentros, como una forma de mantener vivo este valioso conocimiento colectivo.

Prácticas profesionales de trabajo social- 2024
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