Salida de campo vereda Zaragoza, Piedecuesta
En esta salida partimos a las 5:30 de la mañana. Como no había camioneta, tuvimos que llegar hasta la estación de Molinos en Piedecuesta, donde nos recogió un compañero de la organización de campesinos de Piedecuesta. Esta vez fuimos Ricardo Meneses, Rosana y yo. Al llegar a la finca, desayunamos con chocolate, pan y queso, que estaban deliciosos, mientras esperábamos, ya que llegamos muy temprano. Las compañeras y compañeros estaban citados para las 9:00 a.m., y nosotros llegamos alrededor de las 7:00 a.m.
Asistieron alrededor de 18 personas, de las cuales 7 eran hombres y 11 mujeres. A diferencia del grupo de Floridablanca, aquí se notaba más distancia entre las personas, especialmente entre hombres y mujeres, ya que tendían a separarse en grupos. Ricardo comentó que llegaron pocas personas en comparación con lo habitual, pues normalmente asisten alrededor de 30. Algunos mencionaron que la vereda quedaba algo lejos y que era la primera vez que hacían el encuentro en este sector. Además, hacía dos meses que no se veían, y Ricardo, que generalmente ayuda a levantar el ánimo del grupo, no se sentía bien de salud.
A diferencia del otro grupo, en esta ocasión olvidaron traer las semillas y alimentos de la huerta, por lo que no se pudo realizar la mándala inicial.

Taller de nutrición
. Durante la salida de campo en Piedecuesta se llevaron a cabo actividades similares a las realizadas en Floridablanca. Al inicio, los asistentes se mostraron algo tímidos, pero con el juego de la camisa fueron relajándose poco a poco. A la hora de hacer preguntas, respondían menos en comparación con las personas de La Judía, pero participaban desde su conocimiento y con una disposición total al taller. Al preguntar sobre recetas, se notaron más titubeantes; aunque algunas personas sí compartieron lo que sabían, existía cierta confusión, especialmente con recetas como las chorotas de maíz, ya que, en este territorio, a veces les llaman de otra manera. En esta actividad, los hombres participaron más al compartir recetas.
Además, había una mujer nueva que se mostró muy interesada en mejorar sus prácticas de cultivo y participó activamente durante todo el taller. Nos ofrecieron chicha de ahuyama, que me encantó por su sabor. Después de eso, la dinámica del grupo mejoró considerablemente; comenzaron a bromear y a desenvolverse con mayor comodidad.
Mi compañera Rosana comentó que no pudieron hacer los pinchos por falta de presupuesto, pero se le ocurrió la idea de crear un recetario. A cada persona se le entregó una hoja y un lapicero para escribir una receta elaborada, ya sea a base de maíz o una tradicional de la región. Esta actividad fue todo un éxito, todos comenzaron a escribir y a explicarnos cómo se elaboran sus recetas. Además, le pedimos a nuestro compañero Ricardo que solicitara más recetas a los compañeros y compañeras de Floridablanca, con la intención de crear un recetario que luego podamos compartir para preservar y reproducir estos saberes tan importantes.
Taller de trampas y conteo de insectos
Ricardo Meneses comenzó su taller, donde, al igual que con la compañera de nutrición, al principio las personas estaban un poco dispersas, pero poco a poco empezaron a integrarse más. Se notaba interés, ya que tomaban notas y elaboraban preguntas relacionadas con el tema tratado. Había un grupo de mujeres que hablaban mucho entre ellas y se reían. Sentí que, en esta ocasión, la gente tendía a dividirse en pequeños grupos, aunque esto no significa que no se llevaran bien entre todos.
Al momento de repartir las trampas, no había tantas personas interesadas en llevárselas, pero finalmente se logró. Se notó una gran disposición por ayudar a Ricardo, quien parecía estar un poco mal de salud, por lo que todos mostraron mucha colaboración.
A diferencia de la vereda La Judía, aquí no se tocaron temas de género, más allá de algunos llamados de atención de Ricardo hacia el grupo, ya que tendían a dividirse entre hombres y mujeres, sin socializar ni compartir muchos espacios. No estoy seguro si esto ocurrió porque Ricardo no propició ese debate o porque, en este territorio, tienden a ser más reticentes con el tema de género. A medida que avance en mis visitas a campo, podré ir aclarando estas dudas.
Me di cuenta de que en este lugar hay personas que lideran un poco más el proceso y muestran mayor interés en estas actividades. Al igual que en La Judía, noté que algunas personas asumen más liderazgo que otras. Cabe destacar que en este grupo no vi tanta cohesión y compañerismo como en Floridablanca, pero toca ir viendo esto, de pronto solo sea por diversas condiciones de ese día o porque había pasado bastante tiempo donde no se habían visto.
Este taller terminó un poco más pronto que el anterior, pero me fui sintiendo un poco más cómoda con las personas, me fui soltando un poco más. Estos dos días fueron muy valiosos para mi, debido a que era la primera vez que participaba en campo, quede muy feliz y con las ganas de volver a asistir a estos espacios para seguir creciendo.